El más visitado y también me atrevería a decir que de los más fotografiados de la ciudad. Su belleza neogótica lo llena de encanto y leyenda, ya que su construcción ha tomado casi 91 años y se rumora que aún no está concluida.

En todos esos años solamente se ha visto interrumpida solamente en 2 ocasiones, la primera siendo en 1926 por la inundación de León y la segunda por la guerra cristera que se libró de 1926 a 1929.

Esta joya de la ciudad vi sus inicios en 1920 con la intención del P. Bernardo Chávez Palacios, de edificar un altar al Sagrado Corazón de Jesús. Numerosas familias leonesas donaron y prepararon piedras para los cimentos, en las que grabaron sus nombres y dedicatorias al Sagrado Corazón de Jesús.

Pero fue el Obispo Don Emeterio Valverde y Téllez el que lo bautizó como Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús.

El expiatorio, como popularmente se le conoce, cuenta con hermosos y detallados vitrales entre los que se pueden admirar la imagen de Cristo Rey del Universo, la basílica de san pedro, el nacimiento de cristo y una esquemáticamente la Ciudad de León, con los edificios más conocidos de la ciudad; entre otros. Sus pisos de granito natural rojo y verde, contrastan con sus paredes de piedra gris y rosa. Sus monumentales puertas de bronce esculpidas en sobre relieve, sus únicas en la república mexicana y muestran ilustraciones de diferentes pasajes bíblicos, lo que te hará querer observarlas detenidamente.

De noche su belleza se incrementa ya que cuenta con un sistema de iluminación arquitectónica que la hace brillar como la luna en la obscuridad y puede ser disfrutada desde varias de las terrazas de los bares y restaurantes de la zona centro. Definitivamente es un lugar que puedes admirar a cualquier hora del día.

En tu próxima visita a León, no olvides visitarla y así comprobar por tu mismo todo su esplendor.